Tiempo y Azar

Posted: miércoles, julio 18, 2007 by Killercita in
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" El tiempo es un animal en peligro de extinción", dencía mi profesor de tesis cuando se nos acababan los plazos para entregar los avances de lo que sería el informe final y se acercaba, galopante, la fecha de rendición del exámen de grado.
Y efectivamente. En algunas oportunidades el tiempo vuela, y arrasa con las horas, los días, las semanas... los años... pero hay algunas ocasiones en las que permanece quieto, casi inmóvil, haciendo eternos hasta los minutos.
¿Será esa la impaciencia o esa extraña forma que tiene la vida de jugarnos malas pasadas?
Según mi punto de vista, y en honor a lo que he vivido, es la impaciencia por saber lo que sigue la que nos lleva a sentir la lentitud del paso del tiempo.
Es por eso que me extraña cuando escucho a gente que es mayor que yo decir: "El tiempo ahora pasa cada vez mas rápido" ¿De qué estamos hablando?!!!! Las horas siguen teniendo sesenta minutos... la diferencia está en que ahora tenemos una vida más ocupada, sin tantos momentos de ocio o de vacíos, lo que nos hace pensar que la vida transcurre mucho más rápido que antes.
De ésta misma pausa de la que hablo, nacen las interrogantes que las personas tratan de saldar de una u otra manera, lo que lleva a muchísimas personas a consultar tarotistas, brujos, y a un sinnúmero de chantas que tienen el don de leer o vaticinar el futuro a corto plazo.
La creencia popular de esa "capacidad" o don que algunos tienen (o dicen tener) para adelantarse a los hechos es tal, que algunos basan su existencia en las palabras de éstas personas.
Hay veces en las que me he visto tan desconcertada con los acontecimientos que he vivido, que he llegado a buscar éste tipo de ayuda, tal vez como una manera fácil de saber cómo resolver mi problema. Pero no resultó ser la mejor solución. En la gran mayoría de los casos (en el que incluyo el mío) la consulta a los tarotistas resulta ser una tomadura de pelo, en la que aparte de perder plata, se pierde un poco la dignidad por no saber manejar los problemas de una manera correcta.
Pero en honor a la famosísima frase " el tiempo lo cura todo", debo decir lo siguiente: en momentos angustiantes, la impaciencia o quizás la falta de sesos hace que hagamos pastelientamente algo equivocado. En esos momentos de incertidumbre a veces es mejor no decidir, armarse de paciencia y esperar a que las cosas pasen solas.
Anoche conversaba con un amigo (que está en pleno descubrimiento de su faceta de escritor) y le comenté que estoy decidida a no decidir nada. Considerando mi posteo anterior y mis enormes ganas de dejar de ser pastel circunstancial (pese a que solo hace unos días estaba siéndolo) le doy al tiempo la tarea de curar, solucionar y rehacer eso que dadas las cosas que pasaron no tuve tiempo de asimilar de manera correcta.
Mi amigo alabó mi decisión, y creo que es lo que me hace falta. Esta vez sin hacer trampa, ni preguntandole a ningún chanta. El tiempo dirá.

Yo soy pastel!!!!!!!

Posted: lunes, julio 16, 2007 by Killercita in
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Siempre he pensado que (según mi humilde opinión) un pastel es quien se manda cagadas, o que es un torpe imperdonable, de esos que dan rabia de tan mamertos.

Pero hoy, mientras trabajaba, leí la columna de Leonardo Sanhueza y esta hablaba sobre los pasteles, pastelitos y pastelazos. Con esa columna ha cambiado completamente mi concepcion de pastel. Gracias a un columnista que increíblemente escribió algo que calza de forma absoluta con lo que estoy viviendo.

Según él, la palabra pastel ya se usa extensivamente para referirse a alguien que comete desatinos o torpezas de carácter cómico, vergonzoso o patético, por lo general a causa de un déficit temporal o permanente en la capacidad de raciocinio.

¿Cuántas veces he perdido la cabeza y he dejado de pensar por actuar de forma estrepitosa, con cientos, sino miles de consecuencias que me llevan literalmente de vuelta al lugar del cual partí?... (sin comentarios... los que leen mi blog pueden dar absoluta y completa fe de lo que acabo de decir).

El pastel no es un gil profesional, sino alguien que ha hecho de su error un motivo existencial (así como muchas veces me ha pasado). Sin querer queriendo he ido juntando mis lamentos y experiencias, y pese a que todas las cosas dejan una lección, me ha sido imposible aplicar esas lecciones a mi vida, lo que me lleva a cometer una y otra vez los mismos errores. Pastel poh.

Como dice Sanhueza, en su estructura psicolócia, el pastel no necesita emboscadas ni enemigos: solo, sin que nadie lo mande, se pisa la cola. (NOTA: ese comportamiento también lo he visto en otras personas, no sólo en mi).

Aaaaaaaaaaaaaaah! Qué desesperante! yo sé que el destino al final no confabula ni se ensaña en mi contra, sino que al final soy yo misma la que no se anuda los cordones de las zapatillas antes de correr, la que no se fija en las piedras del camino.

También en éste texto, y como en general he detallado en algunos de mis escritos pasados, hay siempre diversas formas en que las cosas se manifiestan. En el caso de los pasteles, el autor señala tres:
  1. De Nacimiento: Según mi punto de vista, los pasteles de nacimiento son aquellos que han vivido siempre bajo el umbral de la completa estupidez. Cagada tras cagada, pastelazo tras pastelazo... ridiculizados a morir.

  2. El pastel de oficio

  3. El pastel Circunstancial: No quise definir al pastel de oficio porque creo que está demasiado ligado, a éste. El pastel circunstancial es el que surge cuando está hundido en un mar de mierda espiritual (llámese naufragios amorosos, crisis existenciales, desilusiones, etc.) y sus pastelazos son potencialmente mortales.


    Sanhueza señala que sabe de personas inteligentes, integradas socialmente, cultas, solidarias, amadas y cariñosas, que hen un repentino (e inexplicable) baile con la fea, han terminado tirados en alguna acequia o mirando las estrellas en una vía férrea abandonada.

Como pasa en la gran mayoría de los casos, estos negros instantes, entre conversa y conversa con los amigos, se integra sin decir más en en anecdotario personal del afectado, y en un memorial de la amistad. No por nada las amistades se fortalecen con este tipo de cosas.


Volviendo a la descripción que éste columnista entregó sobre el pastel circunstancial, y la que yo deduje del pastel de nacimiento, pienso que la que mejor calza en mi caso es la del pastel circunstancial.
Mi talento para tropezar, caerme, sangrar y pararme es tal que definitivamente es la descripción perfecta para mi.


Algo más que resaltar: en el texto, indica que en el libro "La Leyenda del Santo Bebedor" (que va a ser mi próxima adquisición literaria) la dispersión metal y el talendo para tropezar con todas las piedras del camino vienen dados por un cóctel de alcoholismo y de buena fe.
El hombre, como reza el título de su leyenda, es un santo, un ser bueno de alma, pero que está, a causa del copete, condenado a tropezar estrepitosamente cuando aún no termina de ponerse de pie. Pero su pesp espiritual y su mentalidad profunda, pese a las apariencias insufribles, logran que el personaje salga airoso. El error, en su caso, es la redención.


... Ese libro fue escrito para que yo lo leyera...


¿Será que mi problema es ese? Bueno, no tengo el problema del alcoholismo, yo tengo la capacidad de ser inocente sin copete, y tener la misma buena fe.


Esto que leí me abrió los ojos. Gracias Leonardo Sanhueza.