Lunes. Vuelvo a la rutina de la Universidad después de haber tenido el peor fin de semana de mi vida debido a la introspectiva que me pegué desde el viernes hasta el día de ayer. La verdad es que estuve tan pegada en los acontecimientos que han ocurrido en la última semana en mi vida que ni los antidepresivos me hicieron esbozar una sonrisa.
Y de hecho, hoy estuve pensando en eso. Hace tiempo que no escribía y que no me sentía de esta manera. Creo que en cierto modo extrañaba sentirme como ahora. Sin esa alegría desgarrante que tuve hace algunos días, sin esas ganas de reirme del mundo. Volviendo a donde estaba.
La verdad es que no sé si eso es lo que quiero o quiero ser la niña eternamente feliz y sonriente. Creo que en cierto modo ese estilo no va conmigo... o al menos no hoy.
He pensado en que los antidepresivos, pese a que me han mantenido bien de ánimo y mucho más activa que antes, me tienen en un estado de estupidez constante... que no me permite pensar demasiado... así como lo hacía antes. No puedo analizar de la misma manera porque mi mente no me permite irme en la Pink Floyd... se han bloqueado todos mis pensamientos profundos en ese estado de estupidez constante, y no he podido sentirme cómoda conmigo misma.
De hecho he llegado a pensar que todo esto me ha cambiado tanto que no soy la misma de antes. Que me comporto diferente y que siento distinto. Eso no me gusta porque no soy yo. He dejado de observar las cosas que me llaman la atención y de pensar en algo para escribir.
Extraño tanto como era antes que he decidido suspender por unos días mi tratamiento psicotrópico y volver a ser yo (pese a que la yo anterior era un poco más analítica y triste, pero la necesito) y dejar de lado esa ligereza de mente que durante un tiempo abundó mi mente y dejaron que el análisis de las cosas se fuera a las pailas y me dedicara única y exclusivamente a vivir sin pensar mayormente en las cosas.
Puede que esté equivocada, y que es realmente lo que tenía que empezar a hacer hace tiempo... pero extrañaba demasiado escribir y sentir que mi cabeza estaba produciendo las ideas que pasaban por mi mente. Los antidepresivos bloqueaban todo aquello que circulaba, todas las ideas que tenía se fueron a la basura porque no pude pensar más en eso, embriagándome de una falsa felicidad, de algo inexistente y fácilmente derrumbable, como un castillo de naipes.
Ahora estoy tratando de recuperarme... de ser yo misma... aunque mi vida no me guste del todo y quiera cambiar muchas cosas...
Yo seguiré buscando mi mente.
Mmmm.... complicao el tema... de repente es bueno el "confort de estar triste"... pero siempre y cuando esa tristeza no te inmovilice, no te deje pegá en la situacion actual...
Los antidepresivos, una mierda... nadie a podido hasta ahora meter la felicidad en un fraskito de pastillas... asi ke productivos no son.
Creo ke lo mejor es buscar esa anhelada felicidad o bienestar o como kieras llamarle... al fin y al cabo, eso es vivir... no?
Un abrazo